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El #BTS de las artesanías del Mercado en San Cristóbal de las Casas.

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Este verano fui por primera vez al estado de Chiapas, y sí sentí que me faltó mucho por ver, pero me fui satisfecha conociendo parques naturales, vistas y  artesanías coloridas e únicas, y me quedé con ganas de compartirles un poco sobre lo que aprendí del mercado de Santo Domingo en San Cristóbal de las Casas, y de paso, de cómo quedarte cómodamente en una casa para ti sola en Airbnb

Pero antes, les quiero compartir mis observaciones generales: comprar de artesanos,-A.K.A. Personas que venden en bazares, mercados, etc… no necesariamente significa que utilicen materiales naturales, en los hilos, estambres, teñidos, cuero y aplicaciones en sus productos, y normalmente me gusta considerarme alguien que no compra por comprar, y mucho menos cosas nuevas, pero lo que les quiero compartir se debe puramente hacia las elaboraciones textiles y demás artesanías que tuve la oportunidad de conocer y preguntarle a sus creadores, cómo se hicieron. En este caso, no es un tema vegano o sustentable, pero no malentiendan, algunas comunidades sí elaboran de manera más sustentable, algunas usan lana de borrego natural, teñidos naturales, pero otros se acostumbran a teñir con químicos, especialmente si tienen bordados, otros usan hilo y estambre sintético; poliéster, y esto a causa de nuestra costumbre hacia los plásticos, que “entre menos natural, más fácil de lavar o cuidar” -es básicamente lo que me dan a entender las vendedoras, que nosotros como consumidores hemos estado pidiendo estos cambios- ¡y malos! Lo tenemos que revertir, preguntándoles qué textiles tienen con teñidos y estambres naturales, decorando nuestros hogares con cosas ¡hechas a mano y naturales!

Y creo que es importante dar a conocer cómo se hacen las cosas, cómo comprar mejor y así crear un ambiente y comercio más justo, apoyando a las mujeres, hombres y familias que dependen de las creaciones de estos artefactos, textiles y artesanías. 

Les tengo que confesar que cuando fui al mercado me quedé ciega por tanto color. No sabía hacia donde mirar, en qué enfocarme, todo era llamativo, los bordados, colores, texturas, ¡los precios! En las calles principales había comprado un reboso que iba a usar para mi “futura cama”- todo lo iba comprando pensando en mi “futuro departamento” en la que ahora vivo 😉 , me di un gran lujo, porque como les digo, no suelo comprar cosas “nuevas” y lo justifiqué con que eran hechas por personas de distintas comunidades en Chiapas, ya sea usando telar de cintura o de pedal, y otros procesos, y estaba apoyando su economía con mi compra. Y no regatee, pero si bajaban el precio por 50 pesos tampoco los paraba.  Pero debo reconocer que debemos de pagar más justo por su trabajo, debemos de fomentar el comercio justo, como consumidores, hay que preguntar cómo se hizo lo que sostenemos, y preguntarnos cuánto vale el trabajo de alguien. Tampoco estoy diciendo que no es como que no vendieran mucho en un día, o poco, pero no hay que regatear, y hay que valorar el tiempo de una persona y los procesos hechos a mano, o “a maquina” como llaman el telar de pedal- esos son los que realmente están hechos con amor/ con tiempo. 

Después de comprar mi primer reboso en la calle principal, que me dijo estar hecha de algodón -pero que afirma mi mamá que es acrílico por como se jala el hilo-, compré unos collares para perros, los precios varían de $80-120 dependiendo del tamaño, los bordados son del municipio de San Juan Chamula y el cuero se trabaja en Teopisca.  Yo en este momento me encontraba en una situación de máxima relajación después de haber visitado a un masajista, que torturó mi cuerpo moviendo y jalando ligamentos que no sabía que existían, hasta sacar todos los nudos por mis pies. Entonces se podrán imaginar que entré en un trance donde no podía tomar decisiones, y al terminar de comprar esos tres collares y mi reboso, fuimos directo al Mercado, donde compré otro reboso de lana y un conjunto de almohadas de lana con bordados. Había tantas cosas que mirar, y tan poco tiempo que decidí que regresaría con calma en los siguientes días para gastar la mitad de mi quincena. 

Y me despedí del mercado con una lista de compras. 

Llegó sábado y estaba en el camión de Tuxtla a San Cris, y el taxi me llevó a mi primer airbnb que renté sola. Había rentado un cuarto, sin entender muy bien la privacidad que tendría. Al llegar, tenía toda la casa ¡para mi sola! Justo lo que quería, un poco de “me time”. Había otros departamentos al lado y se escuchaba todo como si estuvieran en la misma casa, pero fue divertido tener la cocina, la televisión de los 2000´s, el cuarto y azotea, mientras escuchaba mi música y me preparaba para salir. 

Tip viajeras: a mi me gusta atomizar mis almohadas antes de dormir, ponerme unas gotas de esencia de lavanda y un antifaz de semillas aromáticas que uso los fines de semana y cuando viajo. En esta ocasión las dejé en casa de mi amigo en Tuxtla porque pensé que eran innecesarias, que sólo añadirían peso a mi mochila, pero no lo hagan. Llévense todo lo que usan para mimarse, para dormir, etc. You´ll want that shit. 

Y recuerda viajar lo más zero waste posible; shampoo en barra, cepillo dental de bambú, rastrillo de acero inoxidable, etc. 

Al llegar al airbnb, dejé mi cosas y me fui al mercado que estaba a unas cuadras, pasé ahí unas horas, y me volví shoppaholic, ese sentimiento que te da cuando entras (o entrabas) a tiendas fast-fashion, donde compras y luego quieres otra cosa, y otra cosa, y otra cosa… pues así me pasó aquí. Una cosa me llevaba a la otra, y a la otra. Alguien me ofrecía comprarles sus muñequitos de $50 y terminaba comprando su centro de mesa de $400. 

Eso sí, tenía mi lista de cosas que necesitaba, como una maletita que pudiera llevar en viajes de fin de semana -porque me chocaba ir a Puebla y tenerme que bajar hasta la CAPU (central de camiones) porque tenía maleta, con un maletín podría bajar entrando a la ciudad, ya sabes… #goals.- 

Los bordados en la maleta están hechos en telar de cintura y punto de cruz. La piel se corta en Comitán y la costura “lo hace un amigo en Teopisca” me comenta Pedro. Las maletas llevan un proceso, esta me costó alrededor de 600-700, y para Pedro, quien es originario de San Juan Chamula, pero lleva más de 30 años en San Cristóbal de las Casa, “la chiquita lleva más trabajo, pero en un día se hace una maletita de las grandes.” Creo que esta maleta es un must-have para viajadores casuales.

Otro tip que les quiero compartir, cuando ven eso que les enamoró compra el par, no te quedes con las ganas. Yo compré una almohada hermosa, hecha a mano me decían, con finas borlas, y un hilo que pareciera de seda (pero creo que es poliéster), y al día siguiente no pude encontrar a nadie que los vendiera. En su momento había dos colores hermosos, y sólo me llevé el rojo. 

También traté de buscar el par de otra funda de almohada, encontré un color beige casi similar y bordados rojos casi similares, pero nada idéntico.

Entonces créanlo, cada pieza es única, y difícil de volver a encontrar, a menos que sean cosas hechas a maquina.

Al entrar al mercado el último día vi unos clutch muy diferentes a los que se veían en todas partes, con borlas y bordados florales. Y fue cuando conocí a Mario de Zinacantán. Este tipo de clutch es sacado de ponchos completos y su hermano Juan, tarda dos semanas en hacerlos. Primero se teje en telar de cintura y después se borda a maquina, “no de forma individual pero de pedal”, me cuenta Mario. El estambre que usan es combinado con hilera e hilos metálicos, y estambre de algodón. Mario comenta que vienen de los altos de Chiapas donde se habla zotzil, una de las 8 lenguas mayas. 

Me encantó esta bolsa, y me hacia falta algún tipo de clutch para bodas, porque no puedo depender para siempre de las cosas elegantes de mi hermana. 

Fui con Ana porque le había comprado las almohadas con bordados rojos, ella es de San Andrés Chamula y trabaja con otras mujeres de diferentes municipios. Ana usa telar de cintura para hacer la tela y el bordado de las almohadas.

El hilo lo compran ya pintado y tarda tres días en hacer una. Este tipo de bordado representa las cuatro coordenadas de la tierra, la siguiente a la izquierda representa la cruz. Estas almohadas se venden en $250 cada una.  

Rosa es de Zinacantán y me cuenta que para hacer estas almohadas con las figuras de animales usa telar de cintura para hacer la tela de acrílico, luego se dibuja sobre la tela y se borda. También se usa estambre de acrílico para los bordados. Tarda alrededor de un mes para elaborarla y tiene un precio de $250, ¿pagarías más por algo tan tardado? Yo creo que sí. 

Para esta funda roja, tarda 15 días en hacerla en telar de cintura y también tiene un precio de $250. 

Quise conocer este “tapete individual” que lo veo más como para decorar una pequeña mesa, o más bien me lo imaginaba cerca de donde pongo mi café (no sé por qué, pero así es como lo tengo). Se hace en telar de cintura y usan puro algodón. Tarda de 5-7 días en hacer una y lo venden alrededor de $180. 

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Luego me compré un camino de mesa, que uso sobre mi cama.

Esta fue creada en telar de cintura con estambre de algodón. Inés y Susana, ambas de Zinacantán me cuentan que el estambre ya viene teñido y tardan una semana en hacerlas. Las venden en $200.

Después de comprar mi camino de mesa, vi a María en el local de enfrente, originaria de San Juan Chamula, y me quería vender fundas de lana con pompones de estambre, pero no es mi estilo. Para un estilo más minimalista, va perfecto.

A pesar de mostrar un fruncido, era muy amable y linda. Como la abuelita tierna que tanto extrañas. Me cuenta que para hacerlas tarda mucho, hay que “tejer, lavar, cortar y pon pon”. Esta funda es de pura lana y vale $350.

Otra de mis compras que adoro y que se han vuelto populares son los collares de estambre. Para este collar Rosa, de Zinacantán, enrolla el hilo en las manos y luego lo amarra con el mismo hilo, tarda dos horas en hacerse y las vende en $100.

Pensando en cómo decoraría mi departamento y los colores que predominarían, compré unos corazones para decorar las manijas de mis puertas. Todo está bordado a mano usando la técnica rococo, el estambre que usan es de acrílico y usan fieltro y están en $100 mxn.  “El que ya sabe y está practicado tarda tres horas, el que no sabe ni un día”, me cuenta Mary de San Juan Chamula.

Una de los accesorios que más me gustan son las bolsas, o tote bags con bordados.

La primera la compré en el Bazar Zona Basura Cero en el Jardín Etnobotánico en San Andrés Cholula, Puebla, pero poco a poco fui gastando las asas, hasta que inevitablemente empezaron a mostrar de qué estaban realmente echas estas asas: de plástico. Aún la uso, pero quería otra. Y  este mercado está repleto de estas bolsas. Yolanda, de San Cris, me cuenta que están hechas en telar de cintura y sus tías de San Andrés Larráinzar las hacen.

La bolsa color azul está también hecho en telar de cintura y los bordados son a mano, para hacer la tela tardan un mes y dos semanas para el bordado. Tienen un precio de $170-180 mxn.

Ahora, para terminar mi experiencia con las artesanías chiapanecas, les quiero platicar de un tema que me parece bastante importante, y creo que ayudará a que nos de más curiosidad por conocer de dónde vienen las artesanías que compramos y si estamos apoyando lo hecho en México o lo hecho en otros países, que también se vale, pero esperemos que no sea a la despensa de la esclavitud con lo que lleva la producción masiva industrial y trabajo infantil, esto es el tema de los clutches de colores con las borlas que tanto vemos en Chiapas y demás lugares de México.

Me dio mucha curiosidad porque al estar ahí, en el mero mercado de San Cristóbal, parecía que nadie podía decirme realmente cómo se hacían estas bolsas. Decían que así se las entregaban. Otros me decían que venían de Guatemala. No sabían el material que se usaba ni la técnica, y como tengo este pequeño gonzo journalist en mi ser, me entró la buscado por la verdad, y le pregunté a Manos con Arte MX en Instagram, ya que habían subido publicaciones con estas bolsas diciendo que estaban hechas en Chiapas, y pensé, “bueno al menos ellos sabrán más que yo sobre el tema”, y esto fue lo que me respondió: “Tristemente es una incógnita, yo que viví en Chiapas  y por más que les pregunté a las señoras indígenas no te dicen o sólo dicen que las hacen en Zinacantán. Que es un pueblito donde no hacen esas bolsas porque fui a conocer ese lugar. Desgraciadamente si vienen de Guatemala y creo que si las hacen de forma industrial, ya que este tipo de trabajo si está hecho en maquina, no sé quien las haga, desconozco esa información.”

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Esta respuesta me resulta muy interesante, ya que hemos popularizado estas bolsas como mexicanas, y sí- Guatemala está a un paso de diferencia, literal. Pero hay que saber más sobre cómo se hacen las cosas antes de popularizarlos a la despensa de los demás. Desconocemos si es trabajo forzado, infantil, etc y creo que si vamos a comprar y apoyar lo hecho en México, siempre hay que preguntar cómo se hacen las cosas y decirles que estamos interesados en comprar lo que -ellos hacen-y no lo industrializado.

Me termina por contar la persona detrás de Manos Con Arte MX: “lo hecho a mano desafortunadamente casi no lo valora la gente porque es un producto de muchos meses y caro, y la gente se dedica a regatear y quieren que sea hecho a mano y muy barato, yo creo que por eso ya casi no hacen nada a mano o muy poco, por el tiempo que implica y lo mal pagado. De eso me di cuenta.”

Entonces, moraleja de este pequeño reportaje, o como lo quieran llamar: Hay que preguntar de qué están hechas las cosas, cómo las hacen, y cuánto tiempo tardan en hacerlas. Sólo así vamos a valorar las artesanías que México tiene para ofrecer y con ello fomentar un comercio justo y respeto por las personas detrás de aquellos objetos que decoran nuestras espacios. Vayamos por lo hecho en México, y mejor aún hecho con materiales naturales. Fomentemos esa cultura.

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